Exposición de Fotografía etnográfica
CIESAS-Occidente
7 de noviembre de 2003 al 23 de enero de 2004
Una forma en que muchos pobladores de Guadalajara viven, practican y expresan su devoción profunda a la Virgen de Zapopan es danzando. Buena parte de la identidad étnica y autóctona de los antiguos pueblos mexicanos ha sobrevivido a través de las danzas. También mediante ellas se mantiene vigente el pasado colonial y las raíces de la evangelización católica. Por las danzas han transcurridos múltiples versiones de resistencia, conquista y sincretismo cultural.
Hoy en día las danzas permiten reescribir el pasado nacional desde las aspiraciones y los imaginarios del presente. A través de los cuerpos, la música, y el ritual se escriben fragmentos de la historia popular de nuestra nación. Una historia que lejos está de producir un texto limpio e ilustrado, más bien está hecha con borrones, tachaduras y párrafos perdidos. Y sobre estos textos las danzas reescriben sin cesar un pasado hecho a semejanza de los imaginarios presentes. Los danzantes son la manifestación cultural donde el presente, el pasado y el futuro se reconcilian en movimiento.
Aunque hace algunas décadas, en muchos lugares las tradiciones dancísticas de conquista parecían estarse extinguiendo o debilitando, hoy en día se vive una revitalización de esta tradición basada en homenajear a la Virgen danzando, como antaño los indígenas lo hacían a sus deidades. Ello se manifiesta tanto en la proliferación de grupos y compañías danzantes, en la creciente participación de jóvenes y niños, como en la renovación y diversificación de estilos de danzas. Hay quienes dicen que “Guadalajara es la ciudad de los danzantes”, pues prevalecen en los antiguos barrio o brotan en los nuevos asentamientos urbanos.
Cada una de las compañías mantiene viva, incorpora, negocia, renueva e inventa el sentido del mestizaje cultural nacional, el cual continua siendo uno de los ejes más contradictorios y dinámicos de la cultura mexicana. Por ejemplo, las danzas aztecas luchan por mantener viva la cultura y sabiduría de los antepasados mexicas. Las danzas de matlachines de Zacatecas y las de sonajeros estilo Tuxpan tienden a mantener vivas las tradiciones indígenas de la región a través del rescate de sus vestuarios, sus sones y sus pasos. Las danzas de conquista se han mantenido en los barrios antiguos de la ciudad a través de la herencia familiar y mediante la actuación de los coloquios reproducen las grandes batallas entre indios y españoles. Las nuevas compañías de lanceros y sonajeros al estilo apaches, dakotas y pieles rojas se inspiran en la cultura mass mediática para apropiarse de nuevas maneras de ser indios al estilo gringo.
Esta exposición está compuesta por 11 fotografías, escogidas para dar cuenta de la diversidad estética con que se expresa el sincretismo cultural de la identidad mexicana y las maneras populares de vivir la religiosidad católica.
El recurso de la fotografía me fue indispensable para rescatar la riqueza estética de nuevas narrativas culturales, sin embargo, no son suficientes para dar cuenta del espesor de significados que los danzantes buscan expresar en sus trajes, sus penachos, sus banderas, sus sones, sus bailes, sus movimientos corporales. Detrás de cada danza se abre un arco iris de significados sobre la propia experiencia de la identidad dancística, del sincretismo nacional y del sentimiento de lo sagrado. Ello se expresa en los fragmentos testimoniales, que explican la riqueza cultural con que los individuos resignifican y practican sus danzas.
La crucifixión
Para los danzantes, danzar es un acto religioso. Todos coinciden en que la finalidad es establecer comunicación con la Virgen de Zapopan. Para la mayoría, danzar es una forma de alegrar a la Virgen, de demostrarle amor. Danzar produce júbilo y alegría, a costa de sacrificio físico y económico. Para algunos, danzar es una forma de expiar los pecados acumulados a lo largo de todo un año, mientras danzan hacen consciente su condición de pecadores y con el cansancio y el dolor corporal buscan ganarse el perdón de la Virgen. Para otros es una manda, su cuerpo y sus movimientos son una ofrenda a la virgen para agradecer los favores recibidos durante todo el año. Hay quienes danzan con sus propios cuerpos para pagar mandas ajenas.
El estandarte
Los nombres de las compañías de danza están referidos al santo patrono de su parroquia o templo, a la colonia o pueblo al que pertenecen, a la corriente dancística a la que pertenecen, y en su caso a la familia o al director musical que la encabeza. Esto aparece en el estandarte que porta el capitán de cada compañía en su desfile.
Solo danzando
“Cuando yo era niño yo no sabía que era eso de danzar, yo sólo quería danzar. Y danzando me di cuenta de que salí danzante. Para mí danzar es igual que si estuviera en misa. Lo principal de la danza está en la devoción, sin ella no tiene sentido. Yo sí creo mucho en los santos, no nomás por interés de lo que le pida, aunque siempre que le he pedido a la Virgen de Zapopan, mi patrona, me ha cumplido, y año con año aquí me tiene (en la danza), porque creo en ella. Pero si usted quiere saber qué significa danzar, solo hay una forma: véngase a danzar”.
Por la Virgencita, hasta de indio me visto
“Para mí es un orgullo traer este traje, que yo mismo con ayuda de mi esposa confeccioné. La danza es muy importante, pues con ella los peregrinos damos gracias por los beneficios recibidos por la Virgen durante todo el año. También he danzado para pagar mandas, porque he recibido favores muy grandes de la Virgen, y por eso me tiene aquí en pie de lucha cada año. La emoción es mucha cuando uno ve a la Virgen, y la satisfacción es muy grande cuando uno termina de bailar. Es realmente un sacrificio, pero lo hacemos con mucho amor… En realidad, si no se danzara por amor y fervor a la Virgen, yo no lo haría. No me vestiría de indio, ni de ranchero, si no le tuviera tanto amor a la Virgencita”.
Lo traen en la sangre
“Vengo a ver el ensayo de Oscarito. Él empezó a danzar porque veía ensayar a su papá, y le nació entrar. Yo creo que ya lo traen en la sangre, porque rapidito que se aprendió todos los pasos. Al principio le daba risa, y yo creo que le daba un poco de vergüenza, pero ahora le gusta mucho danzar y está muy entusiasmado ensayando diario.
– Le pregunté si sabía como se llamaba el grupo, y me contestó–: “Hijole, tiene un nombre muy raro. Yo no puedo recordarlo, ni decirlo. Es un nombre en un idioma muy extraño. No sé qué idioma será. Sólo mi esposo lo puede decir” (Grupo Tonacaticutli, de la Colonia Seatle, que significa Señor de la vida”)
La bandera
Don Julián explica que traer el traje de danzante es un honor, y los danzantes tienen que respetar el traje y el honor que portan con él. Se compara con otros grupos que a simple vista lucen igual (indios apaches), aunque él señala que no son iguales porque aquellos ya no parecen danzantes, sino bandas gruperas de música norteña. Y me pregunta: ¿qué diferencias encuentra usted entre los nuestros y aquellos? Yo los veo vestidos de apaches, con ropa similar, y ante mi silencio, porque no soy capaz de encontrar las diferencias, Julián me da la pista: “fíjese en los colores”. El traje de su compañía está confeccionado con los colores de la bandera de México (verde, blanco y rojo) y Julián repara en que: “Nuestro traje es sagrado porque está bendito por el cura y además representamos a México, por esto debe ser portado con orgullo y con respeto. No es cualquier traje, es el símbolo de nuestra nación: representamos a México.”
Ritmo, fuerza y movimiento
“Todo tiene su significado. Las plumas representan lo que es la fuerza que recibimos aquí de nuestro padre Tonatiuh. El sonido –hace sonar los cascabeles— y los movimientos que hacemos con los sones significan el movimiento de la serpiente, que es pues la vida. Hay que llevar todo a cabo como debe ser. Nosotros llevamos a cabo lo que es la cultura y el movimiento, esto es parte de la danza –¿por qué?— porque es el movimiento de todo tu cuerpo, sonido y movimiento, hay que darle ritmo a la vida”.
Sentido cósmico
“Se llama danza azteca, pero así le llamamos hoy día para distinguirla de otras. Pero su nombre más bien debería ser danza cósmica. Lo que estamos haciendo con nuestra danza son movimientos cósmicos. Por eso es que nos movemos en cuatro puntos. Todo lo que hacemos, la forma en que giramos, es de acuerdo a lo que es el cosmos. Cuando un danzante alcanza un nivel muy elevado tiene la capacidad de convertirse en uno solo con el cosmos. Porque nosotros somos como átomos pequeños que producimos energía, pero esa energía bien equilibrada se conecta con la energía que fue emanada por el cosmos hacia la tierra a través de unos hilos cósmicos.”
El conquistador
“Representar La conquista nos hace recordar que fuimos conquistados por España. Esta tradición se está perdiendo en los barrios de Guadalajara, porque las nuevas generaciones no quieren aprenderse los coloquios. Yo pienso que en tiempos de Cuahutémoc no había tanta envidia, ni tanto rencor, ni tanta estafa. Los españoles se llevaron gran parte de la riqueza de México, pero aún así cuando menos nos trajeron la religión”.
Guardianes de la tradición
“Nosotros nos colamos en los grupos. Somos submarinos. Les recomiendo que lean la encomienda de Cuahutémoc. Se van a quedar impresionadas. Eso es verídico y él dice: para los guardianes del futuro, para los guardianes de todos los tiempos, para los mexicas de todos los tiempos: abandonen sus ciudades, sus casas sus escuelas, sus universidades, los lugares de baile. Escondan los tesoros del enemigo. Los abuelos tomen a los niños de la mano y llévenselos a los cerros y conserven la tradición por todas las generaciones. Yo estoy luchando para ser un guardián de éstos”.
Los morenos
“Los morenos son los negros. Antes se acostumbraba que salieran vestidos de changos o de gorilas, ahora son esos que parecen monstruos. Los morenos son los que andan abriendo a la gente para proteger a los danzantes. Los morenos van dándote señales, te van guiando, sobre todo a los niños que no saben pa’ dónde moverse. Son también los que van cuidándonos, ellos se encargan de ayudarnos por si alguno se desmaya o se lastima. Todas las danzas tienen sus morenos”.
El Pirui: un conquistador transvesti
“Yo inventé mi propio personaje. Como nosotros trabajamos en un volantín de payasos, cuando se andaban usando los volantines, entonces empezamos a bailar aquí y pues salíamos todos vestidos de mujer, pues así se usaba antes. Pero como eso ya lo quitaron, por eso ahora salimos así”.