Recibimos con mucha alegría el 2024. Representa un año más. Un ciclo que marca el fin y el comienzo de otro. Lo recibimos con abrazos entre amigos. Concierto, cena, anécdotas, brindis, baile y fiesta. Todos nos deseamos lo mejor.
Aunque el 2023 fue un año de mucha fragilidad, dolor y tristeza, celebro estar viva, y aun más sentirme bien, completita, con movilidad y con energía para mover el bote, reír y gozar. Y mejor aun cuando estás acompañada de personas a las que quieres y te quieren. Las tareas agendadas nos brindan continuidad para decir: ¡que venga el 2024 que lo esperamos con nuestras mejores intenciones!
Con profunda tristeza me acabo de enterar de que el Subcoyote Alberto Ruz emprendió una nueva caravana cósmica al más allá. Tuve la oportunidad de entrevistarlo. Nos recibió a mí y a Cristina en su casa en Huehuecoyotl, la aldea de una tribu cosmopolita de soñadores que buscaban un mejor destino para la tierra.
Escribí un artículo “Los new agers: el efecto colibrí!” inspirada en la agencia nodal de Alberto, reconociendo su labor de colibrí como el más activo de los polinizadores espirituales del continente.
Les comparto el artículo: https://www.academia.edu/…/Los_newagers_el_efecto… por si les interesa reconocer todas sus andanzas arcoíris. Gracias por contagiarnos de tus sueñosm tus andanzas quizá nos lleven al final del arcoíris de la anhelada libertad.
21 de octubre. Ya llegaron los cempasúchiles para dar luz al encuentro entre los vivos y sus difuntos. Según la tradición esta flor (de colorido similar al astro sol) ilumina el oscuro camino que recorren las ánimas de regreso a este mundo.
31 de octubre. Con la ayuda de Donato armando el arco de bienvenida a las almas de los difuntos.
1 de noviembre. Para honrar a quienes se nos adelantaron. Reyna y Donato me enseñaron que el arco es un portal por el que ingresan las ánimas, que las flores de cempasúchil y las veladoras alumbran su camino, que los morralitos hay que ponerlos para que se lleven lo que extrañan y que a cada cual hay que ofrecerle lo que más le gustaba en vida: dulces, frutas, flores, Pepsi, cigarros, el periódico y tequilita.
Se imaginan un lugar donde el tiempo parece detenerse. Donde llueven hojas de laureles de la india que perfuman el andador. Donde te puedes sentar sin prisa en unas cómodas bancas largas para deleitar un concierto de Aranjuez mientras ves caminando a una elegante catrina. Donde se acostumbra novear (como le escuché decir a una señora). Pues todo eso puede suceder un domingo por la tarde en la calzada de Fray Antonio de San Miguel en Morelia. Y finalmente hay que rematar en la Basílica a la Virgen de Guadalupe, una joya barroca sólo comparable con Santo Domingo en Oaxaca. Morelia es bellísima.
7 de septiembre. Me volví loca Barbarito… La Rana en NY: donde las perspectivas disuelven las formas y te clavas de lleno en la textura.
8 de septiembre. Pasaba por ahí e ingresé al mundo de Apple. Más que una tienda es como un santuario que consagra la nueva forma de vida regida por las aplicaciones de Steve Jobs. Se ubica en la Quinta Avenida, donde hace unas décadas estaba la juguetería más hermosa del mundo.
En contraste con los rascacielos, Apple optó por la experiencia underground. Sí, por fuera no hay edificio. Diseñó una plaza pública, y la tienda se encuentra bajo tierra. Para ingresar hay que descender por unas escalinatas de cristal que invierten realidades mediante juegos de espejos. La metáfora apunta a descondensar la existencia en reflejos de imágenes. Lo que está abajo se refleja en la superficie. Lo interior se exterioriza. La manzanita de su sello se refleja como símbolo de la Gran Manzana. Algo así como la batiseñal de Batman. La experiencia de ingresar brinda una sensación de habitar el multiuniverso.
Abajo todo es mercadotecnia. Mesas con acceso directo para tocar y probar los nuevos gadgets tecnológicos y comprobar que la vida cabe en una Apple. Unos llaveritos garantizan rastrear tus pertenencias(perros, maletas o carteras), las cámaras aseguran seguridad, los relojes controlan la salud y prometen el wellness, en una tablet delgadísima se condensa música, juego y trabajo. La vida misma se portabiliza. En el metro de Nueva York ya ni tarjeta de crédito se requiere, hoy se paga directo con el Iphone.
En fin, hoy podríamos hablar de Apple life, porque todo cabe en una Apple pudiéndola pagar.
9 de septiembre. Por su obra lo conocí. Retratos de jornaleros mexicanos pintados en los residuos de cajas de cartón. Su obra fue lo que más me atrajo en Armory Show. Su autor es Narsiso (así con S S) Martínez. Es originario de un pequeño pueblo en Oaxaca en México. Pero si su obra me gustó, su historia me atrapó aún más. Vino a EUA de mojado. Antes de lograr ingresar, fue tres veces interceptado por la migra. Su vida no ha sido fácil, pero ya en California tuvo la oportunidad de estudiar High School. Aunque no podía pasar de año, pues no era bueno para el estudio, prefería dibujar. Lo más bonito es que tuvo clase de historia del arte y descubrió paisajes campesinos en los cuadros de Van Gogh y Chagal. Entonces –recuerda– pensó que valía la pena pintar a sus familiares haciendo su trabajo en el campo. Y así se animó a pintar. Y como no tenía dinero usaba las cajas de frutas. Luego ganó una beca e hizo su maestría en artes visuales.
Su exposición fue todo un éxito. En la primera hora ya estaba vendida toda su obra. Mientras estábamos platicando con él más personas se acercaron a felicitarlo.
Narsiso nos cuenta sobre los esfuerzos y la solidaridad de sus hermanos y amigos para que él pudiera dedicarse a pintar y no al trabajo en las empacadoras. De hecho, tuvo que viajar desde LA a NY en tren. Es indocumentado y no puede subirse al avión como los ciudadanos legales. Tampoco puede regresar a México, porque si lo hace ya no puede volver a LA. Su historia de éxito artístico no corresponde con su fractura ciudadana. Sus elegantes trazos tampoco combinan con el cartón de sus cuadros. Aunque ahí, en esta paradoja, reside el hecho de sentir su arte tan auténtico.
11 de septiembre. John Rockefeller fue el símbolo del éxito capitalista del siglo XX. Es también el símbolo de la opulencia en Nueva York. Esta vez recorrí la zona con calma, admirando y leyendo detalle a detalle las piezas que conforman este gran conjunto. Quedé fascinada por su bella arquitectura art déco que permite ensamblar líneas modernas con iconografías griegas.
También es de admirar la solidez de los materiales que utilizaron para que su legado se mantenga impecable a pesar del tiempo. Cada dirección se lee en placas de bronce en las banquetas. Los pisos y escaleras son pesadas y lujosas, hechas de marmol negro y bronce dorado.
Subí por una escalera eléctrica tan angosta que sólo cabe un individuo. Si solo yo. Y sólo se usa para subir no para bajar. También me encantó reconocer su legado y su filosofìa empresarial humanista-individualista que se puede leer en la arquitectura y en el arte del Rockefeller Center, reafirmando que la aspiración del capitalismo es la meta del gran ser humano que asciende y es capaz de alcanzar los cielos.
Nunca me ha gustado subirme a los edificios más altos para ver la ciudad, pero entiendo que subir al top of the Rock genera esa experiencia de dominio sobre la ciudad. Su visión empresarial incluye las artes, el periodismo, la publicidad, el drama, la ciencia y la religión. Incluso dejó su propio credo escrito en una placa de mármol que dice “I believe in the supremacy of individual and in his right of life, liberty and the pursuit of happiness”. Eso mismo se proyecta en la escultura del atlas.
Si alguien merece ser el precursor de la teología de la prosperidad sin duda es Rockefeller y éste es su templo.
11 de septiembre. En Nueva York también los policías se toman un descanso los 11 de septiembre para emborracharse en un bar de la ciudad. Con el uniforme bien puesto.
11 de septiembre. En Nueva York hay que mirar al cielo. Batman lo sabía y también el Hombre Araña. Después de unos días de intenso y agobiante calor, azotó una fuerte tormenta. El cielo se oscureció totalmente, aunque era impresionante escuchar los rayos y relámpagos. Al terminar, el sol regresó tímidamente y pintó un espectacular doble arcoíris dividiendo en dos partes el cielo gris del azul.
Ha sido el arcoiris más completo y con colores brillantes y definidos que he admirado en mi vida. Y nunca soñé verlo enmarcando el paisaje de Nueva York. Pero, por si acaso eso no fuera suficiente para quedar anonadados, por la noche nos tocó ver un rayo de luz azul con el que se conmemoró la tragedia ocurrida un mismo 11 de septiembre hace ya casi 20 años.
La luz se proyectaba desde el World Trade 1, construido en donde estuvieron las Torres Gemelas. La verticalidad dirigida hacia el espacio proyecta una inmensa esperanza que ilumina los rascacielos de la ciudad. ¡Gracias por tanta belleza!
4 de septiembre. La gentrificación en Oaxaca tiene distintos rostros. Algunos barrios del centro lucen espléndidos y son de lo más fotogénicos, aunque sus pobladores originales han tenido que mudarse hacia las afueras de la ciudad debido al encarecimiento de su barrio. Me cuentan que el odio a “los gringos” se ha instalado a tal grado que ya se acuñó el lema “haz patria, mata un gringo”. En Oaxaca los muros inscriben esta disputa por el uso y apropiación del territorio. Murales coloridos anuncian que el odio no tiene lugar. Pintas de denuncia hablan del Pueble unide que jamás será vencide. Esténciles de colectivos imprimen sus reclamos. El arte poético arranca suspiros y romantiza el andar, mientras que los manifiestos de repudio gringofóbico son inscripciones de una batalla en torno a las maneras de habitar la ciudad. He aquí algunos fragmentos de los renglones oaxaqueños.
Creo que los antropólogos deberíamos estar analizando las disputas por la mexicanidad actual, por ejemplo, entre géneros musicales donde se disputan fronteras, racialidad, género e incluso cultura del comer. Este rap tiene sentido en esta nueva arena que redefine nuestras diferencias culturales. ¿Desde dónde sentimos a México, rap, pop vernáculo o corrido tumbado? ¿Y qué tan distinto es a la competencia étnica en la no campaña de la política actual?
Itzel y yo estamos construyendo una cartografía de la visibilidad de dolores y malestares subcutáneos de la ciudad de Guadalajara. Ya habíamos notado que las fichas de desaparecidos muchas veces incluían a San Judas Tadeo, y no es gratuito porque a este santo se le reconoce como el patrón de las causas perdidas. Caí en la cuenta de que era día 28 de mes y nos lanzamos a su parroquia en Lomas de la Normal.
A diferencia de Ciudad de México donde San Juditas es barrio, su parroquia en Guadalajara se ubica en una colonia de clase media. Al caminar entre puestos de tianguis vimos fichas de desaparecidos con la imagen de San Judas colocadas en postes de semáforos y viejas casetas telefónicas. Nos llamó la atención que no tuvieran el nombre de algún colectivo de familiares desaparecidos. Lo único en común es la imagen del santo que hoy parece ser el patrono de los desaparecidos al cual se le dedicaba el siguiente mensaje: “Tu que eres el santo de las causas difíciles cuida de mi hijo y te pido su pronto regreso”.
Llegamos al templo y nos sorprendió encontrar una escena muy contrastante a lo que buscábamos. El templo estaba de fiesta. Alguien había ofrecido una serenata con un enorme mariachi de más de 20 integrantes que entonaban la canción de Roberto Carlos que se le cantó al Papa Juan Pablo II cuando visitó México por primera vez: tú eres mi hermano del alma realmente mi amigo.
El interior el templo lucía tapizado de arreglos florales, todos uniformes, diseñados por la misma florería con un listón que decía: Gracias por seguirnos cuidando. Esta frase se repetía decenas de veces. E incluso había una escultura floral de San Judas que también daba las gracias.
Un detalle de observación es que tanto en las fichas como en las esculturas la representación era de San Juditas, porque el báculo estaba en la mano opuesta a la del San Judas de la parroquia.
¿Quién agradecía? No había firma, ni presencia de quien pagaba por el favor recibido. Al interior del templo no vimos ninguna ficha o exvoto de familiares de desaparecidos. Salimos y pensamos cómo en sitios como éste se puede cruzar la contradicción de la fe entre quienes se acercan para pedir por su dolor, y quienes agradecen por su protección.
¡Ay, ay, ay! Cuánto dolor se acumula en este monumento hoy reconvertido en muro de los lamentos. Aquí conviven los restos memoriosos de los esculpidos en bronce para ser honrados por la patria, con aquellos “otros” que solo tienen su foto y a sus familiares para ser recordados. Aquí duermen juntos los que llegaron a ser héroes y aquellos que fueron elegidos por fuerzas clandestinas para desaparecer y ser olvidados: sin tumba, sin huellas y sin cuerpo.
La glorieta está ocupada por las manifestaciones de carteles de los desaparecidos, pero también se ve que está abandonada por el municipio. Hay personas en condición de calle viviendo ahí y se ve una falta de aseo. Parece que una tendencia del municipio es que cuando los colectivos se apropian del lugar público, ellos deciden no brindarle trabajo y lo abandonan para que se precarice.
Es cierto que la violencia diaria que ejecuta, tritura, y desaparece cuerpos es como la mugre que los representantes del Estado –a todos los niveles– se esmeran en esconder. También es cierto que la visibilización de los reclamos de los cuerpos, vivos o muertos, es hoy en día una exigencia de colectivos de familiares, pero también es una expresión cada vez más encarnada por los artistas y sus obras.
Ayer pasaba por el centro de Guadalajara donde el monumento a Fray Antonio Alcalde, recién colocado en la Rotonda de los Jaliscienses ilustres, cobra vida como antimonumento reclamando vidas y justicia “No son tres, somos todxs”, “Jalisco 6509 desaparecidos”, “Vivos los llevaron, vivos los queremos”, “García Barragán Asesino”.
A pocos pasos vi el antimonumento a los feminicidios que se acuerpa en el abrazo que dejaron las marchantes del 8M para sabernos acompañadas y cuidadas.