Año con año asisto a la feria de los maestros en Chapala. Es una oportunidad para conocer a los mejores artesanos de México, platicar con ellos, conocer sus nuevas tendencias, admirar piezas inalcanzables para mi presupuesto y hacerme de algunas prendas y artículos que sí alcanzo a pagar.
Este año me sorprendió la versatilidad en temas y técnicas adoptadas en las tan tradicionales artesanías: una serie maravillosa de artesanías en barro de Oaxaca que plasma el Covid (un virus diminuto que no vimos, pero si experimentamos como un gran monstruo por más de dos años). Hoy iré por el libro. La presencia de aliens, ovnis que se confunden con comales voladores, monstruos y pulpos gigantes como salidos de las películas de Guillermo del Toro en los nuevos retablos votivos. Y lo más fascinante: la animación de las papitas y un hot dog (american food) con patitas, colita, ojos, nariz y boca. Convertidos en seres que conviven con humanos, que a su vez conviven con los santos, ángeles y demonios del universum imaginario Ocumichu. Estas piezas fueron hechas por la niña. Le pregunté qué dónde estaba la hamburguesa y me contestó: ya se vendió en la mañana.
La artesanía no es impermeable a la cultura contemporánea, pero la moldea en barro.