8 de diciembre. Ni el aeropuerto se salva de la epifanía guadalupana.
10 de diciembre. En todo México abundan antorchistas guadalupanos en la víspera del 12 de diciembre. Los he encontrado en distintos estados dirigiéndose a un santuario guadalupano, e incluso al mismísimo Tepeyac. Se trata de contingentes de fieles que pagan un favor a la Virgen morena en peregrinajes a modo de caravanas de motociclistas, ciclistas, corredores o en automóviles.
Son reconocibles porque portan las imágenes de la virgen y los colores de la bandera en su ropa y vehículos. Lo singular de los yucatecos es que ruedan por la península y según me dijeron algunos de ellos cada quien arma sus propias rutas.
Estos fieles durarán cuatro días desde su lugar de origen hasta Izamal. El motivo es cumplirle por una promesa. Otros iban a Cancún pasando por Celestún. Lo increíble es cruzarte con ellos por el camino con distintas direccionalidades. Es algo así como que las antorchas santuarizan los caminos…
12 de diciembre. Lupita hasta en los rincones más lejanos: de Mérida a Río Lagartos y de ahí a Las Coloradas.
12 de diciembre. Misión cumplida: los antorchistas yucatecos culminan su recorrido en el templo de San Cristóbal, Mérida.