4 de mayo. Las dos Guadalupes: ambas morenas.
5 de mayo. La primera vez que vine a Madrid fue en 1990. 32 años después descubro una ciudad profundamente gentrificada y muy cosmopolita, pero me falta la madrileñidad. Creo que si las calles y las plazas no tuvieran nombres no la reconocería con tanto bótox.
19 de mayo. Desde hace años quería conocer a la Dama de Elche, la pieza arqueológica más representativa de la cultura ibérica. Es bellísima y muy misteriosa porque no se sabe mucho de ella. Hay quienes dicen que era diosa y quienes creen que era reina.
Se puede ver en el museo Nacional de Arqueología de Madrid, aunque anteriormente estuvo en el Louvre y luego en El Prado. Junto a ella descubrí que los exvotos anatómicos, tal como hoy los conocemos, fueron ofrendados en santuarios antiquísimos que datan de hace 2,500 años. Aun ni siquiera eran templos, sino cuevas. Y los dioses eran múltiples y relacionados con la naturaleza.
Son manifestaciones paganas para agradecer por milagros que después fueron incorporadas a los rituales votivos de los santuarios donde se encontraban las reliquias de los santos, vírgenes y cristos milagrosos católicos.
Estas formas de exvotos (ojos, brazos y piernas y órganos vitales) siguen siendo vigentes e idénticas hasta hoy en día. También podemos apreciar que no continuaron los exvotos de fertilidad con figuras humanas desnudas y órganos sexuales prominentes. La evolución devocional fue selectiva.
19 de mayo. Descubriendo a los descubridores de los ya descubiertos. La Guadalupe mexicana no podía faltar en el Viejo Mundo. Lo especial de este retablo, presente en Alcalá, España (donde está la primera universidad y la casa de Cervantes) en el templo de San Felipe Neri, es que presenta escenas de su aparición enmarcando el hecho milagroso de su aparición en la historia del descubrimiento de América y una escena de la conquista. Esto jamás lo he visto en México. Gracias Myrna por descubrírmelo.