Pasaba por ahí. Justo a un lado de la carretera, medio escondidita vi la imagen de la Virgen. Se veía muy bonita. De regreso de Careyes, pedí a Diego que parara en la curva para bajar a fotografiarla.
Descubrí que Guadalupe es memoria, es territorio, es esperanza: “nuestro Dios bendiga en su descanso a nuestros antepasados” reza el muro, a la vez que brinda continuidad a pesar de las adversidades: “somos amigos y vecinos del río”.
Junto a su imagen en los muros de una casa frente al río había muchas inscripciones que recordaban que ahí se encontraba la entrada al panteón antiguo en 1650. También se recordaba a los ancestros que murieron en el antiguo y ya no existente barrio de La Tecolera en 1864.
Pero también es resguardo: “es lo único que queda de Cihuatlán antiguo”. Ahi dónde se puso la Virgen se recuerda lo único que queda del antiguo poblado de Cihuatlán que ha sido devastado por terremotos y ciclones.
Recordando a Marc Augé, la Virgen de Guadalupe hace lugar en los no lugares. Siempre aprendo mucho de sus usos y apropiaciones cuando la fotografío.