1 de noviembre. Ayer presenté el video documental de “Altares de muerto: patrimonio cambiante de una tradición mexicana” como parte de una tertulia de la asociación Alfacientífica en el hermoso y abandonado edificio de la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco. Fue una hermosa experiencia para conversar con los presentes. Pero además estuvo acompañada de una bella celebración de día de muertos donde se reafirmaba el sentido de esta celebración para mantener viva una tradición heredada que, como comentó una de los asistentes, pervive porque sirve para vivir el duelo. El duelo lo experimentamos con los seres queridos, incluidas las mascotas. Pero también con el desuso de oficios e instrumentos de trabajo. Habían montado distintos altares, la mayoría tradicionales, pero el que más llamó mi atención por su originalidad creativa fue la intervención de un antiguo mueble archivero al que se le colocó veladoras en sus gavetas vacías y unas máquinas de escribir para honrar su memoria.
La tertulia incluyó música de jaraneros y lectura poética con temática de la muerte. Gracias a Thania por organizar este evento cultural tan catrín.
1 de noviembre. Ya está listo mi altar para recibir y recordar a quienes se nos adelantaron este y el año pasado Don Roy, Tatis, Tato, Maka, Bruna y Juan Manuel.
2 de noviembre. Hoy el Día de muertos es altar, y el altar va acompañado de catrinas, calaveras, colores y panes de muerto. El Día de muertos es festejo, es celebración pública. Sirve no solo para recordar a los difuntos y acompañar el duelo familiar en casa, sino también para honrar la tradición y celebrar el ser mexicano. Ese día los mexicanos se enorgullecen de lo que somos. Se ha convertido en un hecho total que es apropiado y resignificado de muy diversas maneras. En Chapala, como en otros pueblos, es ocasión para recordar y concientizar a la población.
Son los estudiantes de la preparatoria quienes diseñan, arman y representan altares para recordar a los profesores. Cada altar se monta en honor a un profe. Los alumnos se engalanan de catrinas y catrines y explican a los paseantes turistas, locales o gringos avecindados la biografía de los profesores y lo que hicieron por Chapala. Se transmite un orgullo local.
En la noche hay un desfile donde hasta los caballos se visten de calacas montados por charros y chinas poblanas que engalanan la tradición local. Lo interesante es que realizan una procesión cargando ataúdes con lemas para concientizar a la población sobre los problemas de contaminación del lago, drogadicción y dengue que pueden provocar la muerte anticipada.
